A veces es difícil imaginarse la multitud de emociones y momentos que componen un parto. El parto tiene fases. Las atravesamos y nuestros sentires evolucionan. Nunca he visto a una mujer pasarse el parto entero en un único estado, sin evolucionar, sin fluir.
Hay cabida para todo: lágrimas, alegría, recogimiento, ganas de interactuar, miedo, entusiasmo, dolor, placer... Se turnan, aparecen, se van, vuelven, fluctúan... ¡Bailan!
Y nuestro papel, como acompañantes (tanto si somos profesionales como si no es el caso), no es intentar que pasen rápido los sentires más difíciles ni prolongar los más apetecibles. Nuestra labor es acompañar, acoger, celebrar cada uno de ellos. Darles espacio, saborearlos todos. Recibirlos con dulzura y bailar cómplices con la mujer de parto.
Clém, Mayo 2024
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