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La cama de colecho

Foto del escritor: Valle Valle

Desde que me quedé por primera vez embarazada sentí que tener una cama en la que dormir todos juntos era una prioridad para mí.

 

No me apetecía que mi bebé ni que mi pareja durmiera en otra cama, aunque las camas estuvieran la una al lado de la otra. Quería poder tocarnos de noche, quería compartir sábanas, sueños y algún pis.



Dar a luz, lactancia en tándem, colecho



Colechar o no colechar


Muchas veces la decisión de no colechar viene fuertemente influenciada por normas sociales. Poner a los bebés en cunas e ignorar el llanto siguen siendo locuras habituales en esta sociedad enferma.


Los bebés nos necesitan cerquita, de día y de noche. Cuanto más lejos esté tu bebé más difícil será despertarte para atenderle en lo que necesite, y más fácil desvelarte si te despiertas.


El miedo a que el colecho sea peligroso está tan extendido que incluso muchos sanitarios lo desaconsejan, basándose en el caso anecdótico de que a un bebé le pasó algo. Cuando tenemos un bebé no dormimos tan profundo como antes, estamos más atentos a cualquier ruido. Conozco a alguna mujer que habiendo decidido no colechar dormía fatal porque a menudo se levantaba a confirmar que el bebé estaba bien.


Además hay un montón prejuicios dañinos como que se les "malcría" cuando compartimos cama, piel y sueños. A lo que un amigo respondía con sarcasmo que también debía promoverse el no colechar en pareja para no malacostumbrarnos.


Personalmente no creo que sea una buena idea dejar a un bebé o niño pequeño solo cada noche, no creo que le aporte ningún beneficio en pos de una independencia que no está maduro para tener. Sin embargo sí creo firmemente que el colechar con nuestros padres en la infancia potencia nuestro sentimiento de confianza en la vida, de sentirnos seguros, cuidados y queridos.



La belleza de dormir con nuestros hijos

 

Hay pocas cosas en la vida más hermosas que compartir la cama con nuestros hijos. Y es que las ocasionales patadas en la cama, los despertares nocturnos... bien merecen la pena a cambio del placer de compartir cama, abrazos a oscuras, soñar el uno al lado del otro y despertar juntos, pegados a la cálida piel conocida.


A mí me reconforta saber que mis hijos saben que estoy cerca también de noche, sé que esas horas de compañía para ellos también cuentan.

 

Eso sí, entiendo que no todas las personas lo viven así, y es que al margen de preferencias hemos sido condicionados para pensar que dormir de un tirón es mejor que despertarse varias veces durante la noche.

 


Dormir del tirón no existe, menos aún en el postparto

 

La realidad es que nadie duerme del tirón, ni siquiera cuando no tiene hijos, todos nos despertamos periódicamente durante la noche, y el que volvamos a coger el sueño o no depende de muchos factores, entre ellos y principalmente el estrés.


Quien tiene, o busca tener, sueños lúcidos sabe que cada despertar es una oportunidad para recordar los sueños, y para entrar de nuevo en ellos con la conciencia de que se está soñando.


Y la realidad es que tener a tu hijo en tu cama, en una "cuna de colecho" al lado, o en otra habitación no va a evitar que te despiertes cuando él lo haga. Con el agravante de tener que moverte si está lejos de tu piel.


No se duerme de la misma manera cuando se tiene hijos, al menos durante los primeros años (empiezan a tener un sueño estable y tal vez de "toda la noche" en torno a 1-2 años). Si sé que se van a despertar, prefiero que lo hagan a mi lado. Prefiero alargar la mano, abrazarles, susurrarles que estoy aquí a su lado, ofrecerles mi pecho...



Colecho y lactancia (única o en tándem)


Una de las grandes ventajas del colecho es que es mucho más cómodo dar de mamar sin despertarnos apenas.


Es cierto que en el postparto inmediato cuando aún estamos estabilizando la lactancia nos despertemos por completo o tengamos incluso que sentarnos para conseguir dar de mamar sin dolor cuando hay grietas. Pero con el tiempo, no sólo ofrecer la teta de noche se vuelve un gesto automático, sino que los bebés también se mueven y enganchan por si solos.


A veces no sólo colechamos con un bebé, sino que también lo hacemos con otros hijos e hijas mayores a los que seguimos, o no, dando el pecho. Para un hermano mayor es muy valioso en la integración de un nuevo bebé el no sentirse desplazado y que siga compartiendo cama con sus padres. El único detalle es que, a más gente más espacio necesitamos para dormir cómodos (más abajo, doy ideas de cómo expandir tu cama para colechar).



Colecho ¿hasta qué edad?


No existe una edad específica para dejar el colecho, cada familia lo decidirá a una edad distinta, porque no depende de la edad, sino de cuándo sentimos que es el momento correcto.


Si permitimos que se alargue el tiempo suficiente, una de las dos partes o ambas sentiremos con claridad que ya es momento de dejarlo, exactamente igual que con la lactancia.


El problema es que a menudo son presiones externas las que motivan que el colecho se termine, como la opinión de familiares o incluso de la pareja. Digan lo que digan, si tú quieres continuar y tu hijo también quiere, nadie debería entrometerse.



Mi experiencia con el colecho


Yo tuve la suerte de compartir cama con mis padres hasta los 5 años, cuando nació mi hermana. Entonces me hicieron una "cuna de colecho" (cama normal de 90 cm) en la que dormí hasta los 7 años. A esa edad, con ilusión, decidí que me apetecía tener una habitación para mí. Incluso entonces se pasaron algún mes acompañándome hasta coger el sueño y no pretendieron que me durmiera sola hasta que yo me sentí cómoda así. Nunca tuve miedo a la oscuridad, ni sentimiento de soledad y ni de abandono.


Cuando tuve hijos no dudé en que dormiríamos en la misma cama. Mis hijos mayores dejaron de dormir conmigo a los 5,5 y 7 años cuando vivimos una temporada en un barco y no había posibilidad de tener una cama grande en condiciones. Yo en ese entonces estaba embarazada de mi hija y disfruté de dormir sola durante unos meses antes de parir de nuevo. Mi hija, que tiene casi 2,5 años, aún duerme con nosotros.


Con mi primer hijo dormía en una cama de 1,80 m. Cuando fuimos cuatro en la cama pasamos a 2,25 m (cama de 1,35 + 90 juntas). La tercera nació en la naturaleza, al lado de la caravana donde vivimos durante su primer año de vida, así durante ese tiempo nos conformamos con dormir apretados en 1,30.



Mejor cama que cuna de colecho


La cuna de colecho es un paso intermedio entre la cuna y el, políticamente aún incorrecto, colechar de verdad (= compartir cama).


Usar una cuna de colecho es un sucedáneo que tiene la ventaja de tener al bebé más cerca que en una cuna aparte, y la desventaja de tener que devolver al bebé a SU cama.


Dar la teta siempre del mismo lado porque de ese lado está la cuna es incómodo, dar la teta con el bebé dentro de la cuna y nosotras en la cama es incómodo, tener que mover a nuestro bebé cuando se ha desenganchado es un riesgo que a menudo no vamos a querer correr. Si optáis por esta opción, os animo a dormir siempre al bebé sobre un empapador de tela y usarlo para cambiarle de sitio sin moverle tanto.


A menudo, la cuna de colecho apenas se usa y aún así a los padres les cuesta aumentar el ancho de su cama porque ya han hecho la inútil inversión.


La importancia de una cama grande

 

Para mí el punto clave para hacer que el colecho sea cómodo es tener una cama amplia, ya que la calidad del descanso se ve condicionada por la libertad de movimientos. 


Cuando tenemos a nuestro lado un recién nacido a menudo nos pasamos la noche protegiéndole con el brazo, dando la teta a menudo... Si no tenemos espacio para darnos cómodamente la vuelta es posible que nos despertemos más doloridos que descansados. Además, hay niños a los que les gusta dormir en diagonal...

 

Tener una cama amplia y un colchón cómodo es súper importante. Descarta la habitación para el bebé y las mil cosas inútiles para el bebé que se comercializan y prioriza el descanso.

 

Protección para caídas

 

A todos se nos ha caído alguna vez nuestro bebé de la cama. En los primeros meses, no suele ocurrir porque apenas se mueven, pero en cuanto empiezan a serpentear nos sorprenden con un golpe y un llanto en mitad de la noche.

 

Así que no te sientas mal, es algo súper común, y aunque nunca vas a asegurar 100% que no se vuelva a caer, hay varias cosas que puedes hacer para reducir las caídas.

 

  • Que uno de los laterales de la cama esté contra la pared. El bebé o niño puede dormir siempre de ese lado o entre los progenitores. Cuando se tienen dos hijos en la cama la cosa se complica. A menudo nos siguen en la cama, por lo que dormir con uno a cada lado puede resultar agobiante a veces. Por otro lado es agradable dormir al lado de la pareja, y eso sólo es posible si les hijos están en los laterales de la cama.

  • Poner la cama en el suelo o un somier muy bajo

  • Poner cojines o una colchoneta en el suelo para ablandar la caída,

  • Usar una barrera de cama. Aviso, más de uno se la saltará. Por comodidad para salir y entrar en la cama es importante que la barrera sea abatible.

 

¿Y si no tengo espacio para una cama de colecho tan grande?

 

Reordenar vuestra habitación y poner vuestras prioridades sobre la mesa. Merece la pena sustituir la mesita de noche o algún otro mueble por más espacio para dormir. Probar a poner la cama en otra dirección y si no cabe de ninguna manera considerar cambiar de habitación.


Pensar que una cuna de colecho va a ocupar prácticamente el mismo espacio y no vais a poder dormir en ella.

Expandiendo la cama

 

La opción ideal es hacer una cama gigante ¿Cuánto de grande? Pues si dos adultos duermen en 1,35 - 1,50 m., si le añades une bebé/niño 1,60 - 1,80 m. está bien, y si son dos al menos 2 m.

 

¿Cómo hacemos camas así de grandes? Uniendo camas que ya tenemos en casa. Dos camas de 0,90 m hacen una de 1,80 m (aunque estas últimas también se pueden comprar de una pieza) y una cama de 1,35 m junto con otra de 0,90 m hacen una de 2,25 m.

¿Cómo disimular el hueco entre las camas?

 

Se comercializan uniones en forma de T para suavizar la zona de unión entre colchones y aunque se nota una ligera mejoría el usarlas no hacen factible dormir encima de la unión.

 

Lo ideal es que los colchones de ambas camas sean iguales, que el borde del colchón sea lo menos marcado posible y que haya algo que impida que las camas se separen. Para esto último yo utilicé cinchas de amarre abrazando el colchón por el perímetro de la cama.

 

El mejor truco, es comprar una plancha de viscoelastic que ocupe todo el ancho y largo de la cama para dormir encima de la unión sin notarla.

Sábanas, mantas y edredones

 

No se comercializan sábanas para camas mayores de 2 m, pero se pueden coser juntas dos sábanas para que abarquen la cama grande. Está bien hacer al menos 2 juegos enteros para tener recambio al alcance de la mano.

 

Las mantas y edredones son menos importantes que la sábana bajera, ya que se pueden poner dos grandes y estar siempre tapados, pero si os resulta más cómodo que tenga continuidad podéis coser unas cintas a dos mantas o edredones y hacer una lazada con nudo para mantenerlas unidas. Las cintas también son una buena idea para fijar las cuatro esquinas del edredón a su funda, y que así no se nos escape siempre el edredón. Yo hice también funda del ancho de dos edredones.

 

Lo podéis coser vosotros mismos, pedir a algún familiar o amigo que no sabe qué regalar o encargárselo a una costurera, ya que son cosas sencillas que lleva muy poco tiempo hacer.



Una cama para el postparto

 

En el postparto nos pasamos muchas horas dando la teta en la cama, por lo que es agradable que estemos en un lugar donde nos sintamos cómodas.

 

Una habitación húmeda, lúgubre u oscura seguramente no es el lugar donde vamos a querer estar. Nos encontraremos, sin pensar, sentadas en el sofá u otro espacio que nos acoja más cálidamente o que nos acerque a dónde nuestra pareja está.


No es agradable sentirse aislada y sola cuando el bullicio y la compañía están en la otra esquina de la casa. Para eso puede traerse una cama al salón u otro espacio cercano, donde poder descansar y lactar durante el día.


Para mí fue un lujo tener el baño cerca, charlar desde la cama con mi pareja mientras él preparaba la comida, tener a mis bebés durmiendo en el centro de la casa, siempre a la vista.



Conclusión

 

Planear el postparto es tan importante, si no más, como hacer un plan de parto. Piensa cómo podéis estar lo más cómodos posible en todos los aspectos de vuestra vida, para poder disfrutar al máximo de esta etapa que a menudo, y sin maldad, agota.

 

Merece la pena invertir algo de tiempo y dinero en nuestra cama, porque va a ser donde vamos a pasar muchas horas del día en el postparto (artículo sobre los primeros 40 días) y todas las noches durante muchos años.


Si tienes dudas sobre éste u otros temas del postparto y crianza, puedes poner una consulta con nosotras y compartiremos encantadas nuestra opinión y experiencia, tanto propia, como acompañando a otras familias.


Valle, Septiembre 2018

Revisado, Enero 2024

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