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  • Foto del escritorClém

El duelo tras un aborto

Vivimos en una sociedad que cultiva un profundo rechazo al dolor, la tristeza y la muerte. No es de extrañar, pues, que quienes hemos experimentado un duelo por aborto, o duelo gestacional, muchas veces lo hayamos vivido con mucha soledad, a pesar de ser un acontecimiento extremadamente común.


Flores para simbolizar una despedida tras un aborto | Dar a Luz

Es un duelo abandonado, desautorizado y cuánta más temprana la perdida, más invisibilizado. Porque el bebé no llegó a nacer o porque la barriga creciente ni siquiera llegó a asomar… Es un duelo que, a menudo, viene acompañado de mil preguntas, pero ninguna respuesta. Es un duelo que, a veces, se vive en repetidas ocasiones. Es secreto, tabú, especialmente cuando el aborto ha sido inducido.


Pero sea como sea, un aborto suele implicar un duelo.




 

¿Cómo recuperarse emocionalmente tras un aborto espontáneo o inducido?

 

Evidentemente, cada persona es un mundo y cada duelo se vive de manera muy personal, con su ritmo propio y sus circunstancias únicas. Sería una mentira pretender que existe una formula mágica o matemática aplicable a todo el mundo. Y yo no soy psicóloga perinatal. Pero tras haber vivido 3 abortos en primera persona y haber acompañado ya a unas cuantas mujeres en sus duelos gestacionales, me apetece compartir las reflexiones que saqué al respecto.

 


Romper el silencio

 

Los abortos, al igual que los partos, son únicos, pero hay una serie de cosas que se suelen repetir y ayudar en los duelos.


La primera de todas, es permitirte estar de duelo. Permitirte este espacio de introspección, y hacerlo tan visible y público como te apetezca. Romper el tabú nombrando tu realidad, es tu derecho. Si las personas a tu alrededor se sienten incómodas con esto, es su problema, tú ya bastante tienes con lidiar con tu propio duelo, no necesitas preservar a nadie de sus incomodidades.


Por desgracia, no cualquier interlocutor sabrá validar tu dolor y escucharte respetuosamente. Pero somos tantas las que lo hemos vivido, que muchas sabremos de lo que hablas. Alimentar el tabú por miedo a que no se reciba tu duelo te cierra puertas a recibir el apoyo que anhelas.


Lo peor que puede pasar es que te encuentres con algún interlocutor que no te nutra, incluso que te hiera con sus palabras. Es doloroso, sí, pero tener ubicadas las personas con las que puedes ser tú misma, a corto plazo, es una ventaja. Evidentemente, una vez identificadas, protégete y no profundices con estas personas.


Si no encuentras, en tu entorno, interlocutores empáticos, puedes acudir a asociaciones especializadas (en Asturias, por ejemplo, Brazos vacíos) o incluso dirigirte a un profesional de salud mental perinatal o contactarnos para un acompañamiento emocional de tu aborto.

 

 

Cosas que te pueden ayudar:


La siguiente lista reúne ideas y no todas resonarán contigo ni serán aplicables a tus circunstancias, escoge las que te llaman, inventa las que sientes que faltan.


  • Habla de tu vivencia, especialmente con tu pareja y, en un entorno seguro, profundiza en tus emociones, y sentimientos, incluso si son políticamente incorrectos, de tus expectativas perdidas en caso de aborto espontáneo (futuro, proyectos, lo que te habías imaginado)


  • Permítete un periodo de convalecencia en el que no te implicarás en tareas por compromiso o que requieran tiempo y energía. Tampoco se trata de recluirse. Está bien distraerse y dedicarse a cosas que te hacen sentir bien, pero evadir el duelo no te ayudaría.


  • Crea/reúne objetos simbólicos para recordar a tu bebé: alguna ropita, algún juguete, las fotos de las ecografías o del embarazo si las tienes, escríbele una carta, relata tu aborto, haz alguna manualidad… Lo que más te resuene.


  • Poder ver a tu bebé, tocarlo, crear recuerdos con él ayuda al proceso de duelo. Si puedes, organiza algún ritual de despedida con el cuerpo y si no lo tienes, puedes materializarlo con uno de los objetos de la anterior lista. Ponle nombre si aún no lo tenía y te apetece.


  • Organiza rituales, dedícale un tiempo a tu duelo en la fecha aniversario del aborto o en la que habría sido tu fecha probable de parto, en los días que habrían sido su cumpleaños o cuando te apetezca.


 

Cosas que no ayudan en tu proceso de duelo:


  • Evita castigarte o culparte. No eres responsable de haber sufrido un aborto, y si decidiste abortar, no tienes por qué sentir culpa. Es decir, verbaliza estas emociones si las tienes, pero no las alimentes, son habituales pero estos mensajes no son ciertos.


  • En caso de aborto espontáneo, procura no obsesionarte con encontrar una causa o una justificación médica. Lo más probable es que nunca la encuentres y focalizarte en las posibles causas te distrae de vivir tu duelo, de afrontar la realidad presente del duelo. Esto es especialmente aplicable en los casos de primer aborto, cuando has sufrido abortos repetitivos, entonces sí puede tener sentido buscar una causa/solución. Antes, puede ser que no la haya, pero incluso si la hay, lo más probable es que se nieguen a investigarla y que el proceso te resulte más frustrante que otra cosa.


  • En caso de aborto espontáneo o terapéutico, tómate tu tiempo antes de buscar un nuevo embarazo. No tanto por cuestiones de salud física como de salud mental. Otro embarazo no borrará éste, cada uno es único, dedícale el tiempo necesario al que acaba de terminar, a tu duelo. Cuando estés lista (que sólo tú puedes saber cuándo es el caso), llegará el momento de empezar una nueva aventura.


  • Especialmente en caso de aborto inducido, no alimentes el secreto, acaba pesando demasiado, busca un entorno seguro y ábrete. Procura no castigarte, no juzgarte. Permítete el duelo. Incluso si lo has decidido, es legítimo. Y si te asaltan sentimientos de culpa, busca la manera de perdonarte, de ser comprensiva contigo misma, de ver tu decisión en su contexto. Si tomaste esta decisión, sea cual sea tu contexto, tenías un buen motivo.



¿Cuánto tiempo dura el duelo tras un aborto?


El duelo no es una enfermedad ni un trastorno mental. No tiene ningún tratamiento ni es esperable que remita en un número calculable ni estimable de días, semanas, meses o años.

 

El duelo es un proceso emocional natural. Lo vive quién sufre une pérdida, del tipo que sea. Este proceso puede repercutir en nuestro comportamiento, nuestro psiquismo, nuestra salud física, mental, incluso puede modificar nuestras creencias y nuestra espiritualidad... O no. Sea como sea, es una experiencia personal y esta experiencia, este recorrido, es fundamental para integrar lo vivido y poder sentirse mejor.

 

Hace poco, documentándome sobre este tema, leí de una profesional supuestamente especializada en duelo gestacional y perinatal la siguiente barbaridad: “Un duelo normal puede llegar a durar hasta un año” dando a entender que una familia no podía permitirse un proceso más largo sin salirse de lo “normal”. También afirmaba que cuanto más deseado y avanzado el embarazo en el momento del aborto, más largo y difícil el duelo.

 

He de decir que discrepo por completo de estas afirmaciones y, por suerte, otros muchos profesionales especializados y actualizados, también.


Cierto es que el proceso de duelo suele ser más intenso al principio y que el dolor va menguando poco a poco, pero no hay ninguna prisa por acortar un proceso personal y creo que deberíamos alejarnos de cualquier presión en esta dirección para poder centrarnos en completar el proceso al justo ritmo que es el nuestro, individualmente.

 

También es cierto que los duelos suelen ser algo distintos en caso de aborto espontáneo y en casos de aborto inducido. Tienen sus particularidades, sus circunstancias y su contexto no siempre aplicables a ambos casos. Pero estos dos tipos de duelo tienen más cosas en común que diferencias.

 

De la misma manera, estoy convencida de que la intensidad y la duración del dolor sentido no tienen que ver con las semanas de embarazo. Puede ser igual de traumático un aborto espontáneo en el primer trimestre del embarazo que una muerte perinatal. Cada persona se ha proyectado a un ritmo distinto y no existen normas aplicables a todos.

 

Personalmente creo que la duración del duelo gestacional tiene mucho más que ver con el sostén que recibimos, con cómo se recibe nuestra realidad, con cómo se validan nuestras emociones, con la libertad con la que nos permitimos sentir y vivir la experiencia que con cualquiera de los anteriores factores.

 

Sea como sea, también es importante no olvidarse del duelo de tu pareja. Los estigmas sociales relativos a la masculinidad les suele dificultar aún más la posibilidad de expresar su dolor. Bien sea por pudor/inhibición emocional inculcados o bien sea porque, desde fuera, se le considera como un mero acompañante no implicado y no se dedica tiempo ni espacio a sus emociones. Pero es importante que él también tenga este espacio para que podáis superar juntos, aunque cada uno a su ritmo, este duelo. Porque de no ser así, se puede crear una situación aún más dolorosa por la aparición de un distanciamiento, una brecha en la pareja.



¿Cómo ayudar a una mujer/familia que ha vivido un aborto?


El dolor que se siente al vivir un aborto es muy frecuente y no es deseable que este dolor no exista, no se trata de buscar evitarlo. Pero a este dolor, se suele sumar otro: la soledad y el sentimiento de ser incomprendida. Esto se debe a que el duelo por un aborto es un duelo no autorizado, socialmente negado. Es decir que es un duelo al que no se le da espacio y se espera que pase rápido. Y justo aquí es dónde puedes ser de ayuda.

 


Validar y no juzgar


En caso de aborto espontáneo, lo principal es validar, legitimar el dolor y la pena de la familia. Ofrece la oportunidad de hablar de lo que sienten, crea un espacio tranquilo e íntimo donde puedan abrirse si lo desean. Muéstrales que te sientes cómoda acogiendo sus lágrimas y/o sus palabras. Entiende que, independientemente de las semanas de embarazo, uno se convierte en padre/madre a partir del momento en el que se proyecta en este rol. Este bebé que no llegó a nacer, puede que aun no tuviera nombre, no tendrá fotos ni existen recuerdos de él, sin embargo, ya era hijo/a de sus padres.

 

Recuerda que los mensajes de apoyo suelen ir dirigidos a la mujer y si bien es cierto que es una experiencia que ha vivido ella, literalmente, en sus propias carnes, su pareja también necesita poder vivir su duelo y expresarse. Probablemente sienta el mismo dolor y la misma impotencia que la madre, junto a otros sentimientos. Ten en cuenta la dificultad añadida, a la hora de hablar de emociones, cuando eres hombre en esta sociedad.

 

En caso de aborto voluntario, es fundamental que tu escucha carezca de juicio. Deja que la mujer exprese sus circunstancias si lo desea e invítala a mirarse a sí misma con dulzura y gentileza. La misma que tendría ella si tú estuvieras en su situación. Acoge su tristeza y/o su proceso de duelo. Aunque sea por decisión suya, sus emociones son igual de válidas.



Cuidar nuestras palabras

 

Muchos de los mensajes que recibí tras mis abortos me sentaron fatal, a pesar de saber perfectamente que venían con toda la buena intención del mundo. Frente al dolor, a veces es difícil encontrar las palabras adecuadas. Simplemente a veces no las hay y lo que nos toca es hacer escucha activa sin intervenir, por difícil que nos pueda resultar sostener el dolor ajeno, en silencio. Muchas veces un abrazo o una caricia dicen mucho más que nuestras palabras.

 

A continuación, dejo una lista de frases frecuentes que no suelen ser beneficiosas. Procura evitarlas y, si se te escapan o ya las pronunciaste, explícale a quién se la dijiste que te das cuenta de que no eran las palabras adecuadas y de que no tenías intención de invalidar sus emociones.

 

  • “Si no ha seguido adelante es que no tenía que nacer”

  • “Eres joven, ya tendrás más hijos”

  • “Mujer legrada, al año parida”

  • “El siguiente vendrá cuando estéis en mejores condiciones para recibirle”

  • “Por lo menos sabes que no tienes problemas de fertilidad”

  • “Mejor ahora que de más semanas”

  • “A estas alturas, ni siquiera era un bebé, sólo unas células”

  • “Pero, ¿Por qué lloras? ¿No era lo que querías?”



Disponibilidad e iniciativas


Si estás en contacto con una familia justo después de su aborto, al igual que en un postparto, cualquier ayuda es bienvenida. Porque el aborto implica una recuperación emocional pero también física. Aunque es muy probable que sean capaces de hacer todas estas cosas, no hacerlas para privilegiar el descanso y el autocuidado facilitan la recuperación física.

 

De la misma manera, la posibilidad de librarse de los mini compromisos de la rutina cotidiana para centrarse en el sentir de las emociones suele ser de gran ayuda en los primeros días postaborto. Por ese motivo, ofréceles llevarles la compra a casa, trae algo de comida rica para todos si les visitas, ayuda con la limpieza de la casa, dedica un tiempo a jugar con los hijos mayores si los tienen o a sacar al perro a pasear. Estas tareas no durarán mucho, y en poco tiempo, la cotidianeidad retomará sus costumbres.

 

Además del apoyo logístico, si la familia decide hablar de sus emociones y eres testigo de cómo otra persona las invalida, interviene. No se trata de entrar en conflicto con nadie, de hecho, es mejor que, delante de la persona que involuntariamente inválida sus emociones, te dirijas a la familia. Por ejemplo, si cualquiera de las frases anteriormente mencionadas es pronunciada, puedes decir: “Ya, pero aún así, es legítimo que sientas dolor/pena/tristeza/rabia/… Puedes expresarlo.” Es un reflejo que cuesta poco, pero es un bálsamo para el alma de quien está de duelo.

 

Y por último, puedes ofrecerte para organizar o participar en un ritual de despedida para el bebé, un ritual de homenaje o un ritual de sanación para la mujer/familia. Si les parece buena idea, recuerda tu lugar: puedes ser maestro de ceremonia, pero trabajas por encargo. Es importante que hables con ellos del formato que les convence, de los detalles que ellos quieren, del tono de la ceremonia, del lugar, de la fecha... Y si esta opción no va con ellos o si prefieren vivirla en intimidad, no te lo tomes a lo personal. No actúes como un salvador y deja de lado tu ego. Todo lo que ofreces debe partir de la intención de ayudar.



¿Qué pasa si no siento ningún duelo?


No pasa nada. Absolutamente nada. Lo último que quiero es que te sientas culpable por no sentir culpa, dolor, tristeza o cualquier emoción relacionada con el duelo. Actualmente el duelo gestacional es un duelo desautorizado, pero imponer el duelo tras un aborto como una norma social tampoco es deseable. No eres mejor o peor persona por sentirte, o no, de duelo. No tienes por qué aparentar nada. Solamente validar lo que sientes, todas las opciones son correctas.

 

La cuestión es que los términos también pueden imponer. El duelo es un concepto abstracto y en función de la proyección que tienes tú de este concepto, puede que no te sientas identificada con el término duelo. Sin embargo, el aborto es un proceso físico que tiene un impacto fisiológico y emocional en nosotras. Aunque no se refleja en todas de la misma manera.

 

A continuación, describo una serie de respuestas habituales en caso de aborto. No con intención de que te las apropies si no las sientes sino más bien para que puedas reconocerlas y validarlas si experimentas alguna de ellas. Ni todas son aplicables a todos los casos, ni ninguna es mejor o peor que otra.

 

En caso de aborto espontáneo:

  • Sensación de vacío, frustración, enfado, rabia, injusticia por la pérdida de un bebé deseado.

  • Shock inicial, necesidad de encontrar una explicación racional, médica o espiritual.

  • Sensación de culpa, responsabilidad por creer erróneamente que el aborto halla su origen en algo que ha hecho o no la madre.

  • Pérdida de autoestima, sentimiento de fracaso o inferioridad con respecto a otras madres. Incluso rechazo hacia otras madres por recordar lo que se ha perdido y compararse con ellas.

 

En caso de aborto inducido:

  • Alivio por haber tomado la decisión idónea. Esta sensación puede aparecer justo después del aborto o llegar más tarde.

  • Culpa, remordimiento, arrepentimiento. No siempre ocurre, pero si es el caso, es importante poder verbalizarlo.

  • Miedo a ser juzgada o a herir los sentimientos de personas que buscan un embarazo o no pueden tener hijos biológicos.

 

En ambos casos:

  • Interrupción del ciclo hormonal pudiendo generar sentimientos negativos.

  • Sentimientos de humillación, especialmente si el trato por parte del entorno y del personal sanitario no ha sido respetuoso.

  • Aislamiento y soledad resultando del tabú que rodea el aborto.

  • Vergüenza por sensación de fracaso o de ser juzgada.

  • Tristeza, ganas de llorar e incluso pensamientos suicidas.

  • Síntomas fisiológicos de perdida de apetito, insomnio, pesadillas, somatización…

  • Problemas dentro de la pareja, especialmente si no consiguen expresar y validar mutuamente el duelo del otro.



Conclusiones

 

El duelo es un proceso natural personal y único. No importa tanto cuánto dura ni cómo se manifiesta como la validación del propio proceso. El duelo no dura para siempre, pero es una etapa que ha de pasarse para la recuperación. Tanto si experimentaste un aborto como si lo experimenta una persona cercana, las reglas de oro son: romper el tabú, la validación de las emociones, el respeto propio o ajeno y la entrega al proceso. No tienes por qué vivirlo en soledad.



Clém, Agosto 2024

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