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Nuestra filosofía

Mínima intervención

 

Cada mujer sabe de manera instintiva que hacer cuando está de parto, no necesita que nadie la guíe, no necesita pensarlo o haberse informado lo más mínimo sobre la fisiología del parto, porque hay algo dentro de nosotras que nos guía, nos arrastra hacia el camino más fácil para que nazca nuestro bebé. 

 

La especie humana ha sobrevivido miles de años sin las manos salvadoras de médices* y matrones formades en la ciencia/fe occidental y es que nuestra intervención es realmente necesaria en contados casos. Es más, cuando no sabemos tener nuestras manos quietas, nuestra presencia hace más mal que bien.

He aprendido mucho a lo largo de estos años, y sigo aprendiendo, a ser lo más invisible posible, o saber frenar mis manos, a aceptar no saber ciertas cosas en determinados momentos... para respetar el espacio de la mujer que pare.

Y es que cuando hablo de reducir al mínimo las intervenciones no hablo de episiotomías, que nunca he hecho una en mi vida y creo que tardaré décadas en verme en una situación en la que hacerla pueda ser de ayuda, ni de la maniobra de kristeller que es una aberración que nunca debería de hacerse por el riesgo que conlleva, ni de cortar el cordón antes de que deje de latir que es lo mismo que cortarle las venas a un bebé en su primer minuto de vida... hablo de intervenciones más insidiosas y rutinarias como hacer tactos, como romper la bolsa de las aguas por prisas, como indicar en qué posición ponerse en un momento cualquiera del parto como si yo lo supiera mejor que su cuerpo, como hablar mucho más de lo que es necesario, como meter las manos para "proteger" el periné en el expulsivo, como coger yo al bebé en el momento del nacimiento, o hacerlo con guantes para que el primer contacto de ese bebé con el exterior sea con unas manos frías enfundadas en plástico.

Cada mísera intervención innecesaria en el parto lo desvía del camino natural que proseguía, afecta a la dinámica del parto, pero más importante aún, afecta a la sensación de poder que la mujer siente de haber dado a luz por sí misma, de haber sido capaz de ir más allá de sus límites y haberlos superado por su propio pie, con su cuerpo como guía, no con la figura del profesional salvador que la guío por el camino, sino que la acompañó invisible a sus espaldas.

 

Siento que además esto tiene un efecto importante en el vínculo que creamos con nuestres bebés, afecta la intensidad de nuestra euforia al conocerles y a nuestra percepción de ser capaz de amamantarlo y de criarlo, como ya fuimos capaces de gestarlo y parirlo, afecta al recuerdo que mantendremos toda su vida de lo que fue traer a nuestres hijes al mundo.


En Junio del 2014 di una charla para profesionales sanitaries en la que explicaba mi forma de trabajo desde el punto de vista práctico, la dejo aquí enlazada para quien tenga la curiosidad de leerla. Y si quieres profundizar un poco más en cómo trabajamos puedes leer más en la sección Acompañando el parto.

Decisiones informadas

 

Como en cualquier otro aspecto de nuestra salud tenemos el derecho y la posibilidad de tomar nuestras propias decisiones, de no delegar la responsabilidad en otres sino de pedir la información necesaria para ser nosotres quienes decidamos el rumbo de nuestra vida. 

No es fácil cambiar nuestra situación pasiva de pacientes, alabando al médice como la figura más cercana a Dios, siguiendo su guía y recomendaciones como absolutes de lo que se debe y no se debe hacer... a ser sujetos actives en las elecciones de nuestra salud. Hay tanta desconexión de nuestro instinto, de nuestra intuición... que creemos que tenemos que saber a nivel intelectual como une médice, como une matrone, para poder decidir por nosotres mismes. Esta es una magnífica oportunidad para reconectar con esa parte en nuestro interior que nos ayuda a tomar decisiones sin necesidad de intelectualización, y tener a une profesional respetuose a nuestro lado significa tener a alguien que nos pueda dar su opinión, experiencia y la información a su alcance para tener más puntos de apoyo sobre los que asentar nuestras decisiones. 

Estamos tan acostumbrades a delegar en otres, al paternalismo de tantes profesionales, que dar este cambio empodera tanto como asusta a algunes. Distintes profesionales tienen distintos criterios y distintos miedos y no siempre la opción correcta o incluso la más segura está clara. No hay una opción correcta para todes nosotres, cada persona y situación, cada sistema de valores y forma de vivir requiere una situación especial en la que sólo será válida la decisión de la persona implicada, que vivirá con las consecuencias o beneficios de sus elecciones.

Todas las personas a las que involucramos para ayudarnos en la toma de decisiones influyen en nosotres con sus miedos, sus dudas y sus certezas. Escoge a alguien a tu lado que sepa decirte su opinión sin hacerte creer que es la única válida, alguien con quien te sientas cómode para expresar todo lo racional e irracional que tu sientes o piensas, alguien que sepa estar a tu lado sin dirigirte, alguien que te permita asumir la responsabilidad, con quien sientas que el timón está en tus manos, aunque seamos muches en este barco a aportar nuestras buenas intenciones. 

Igual de importante es expresar lo que necesitamos con claridad, sin esperar que la persona que tenemos delante lea nuestros pensamientos o entienda lo que queremos decir con segundas. Todas las personas en un parto están deseosas de ser un apoyo, de ser la mano que responde una petición de un vaso de agua, de un zumo, de un masaje... si estás dando a luz, o si lo está haciendo tu pareja, no dudes en pedir todo lo que necesites.

Continuidad de cuidados 

 

Uno de los puntos claves del acompañamiento al parto en casa es que siendo siempre una persona ó personas conocidas las que acompañarán el parto sabemos con antelación quien estará presente en el parto y tenemos oportunidad de tejer una relación en los meses anteriores. 


Esta relación crea lazos entre las personas, crea tranquilidad, confianza y complicidad en el momento del parto, nos facilita la expresión de nuestras necesidades antes, durante y después del mismo. Por este motivo para nosotras es tan importante hacer muchas consultas antenatales, porque son éstas la oportunidad de conocernos de verdad. Es cuando el tiempo juntes abunda cuando salen las preguntas clave, cuando hablamos sin prisas de lo que es importante para vosotres, para nosotres, de cuales son nuestros puntos débiles y nuestros puntos fuertes.

 

Cuando conocemos a las personas que estarán presentes en nuestro parto tenemos la oportunidad de expresar nuestro punto de vista, de preguntar cómo actuarían en una u otra circunstancia, de enfatizar nuestros deseos, de crear un ambiente en el que nos sintamos realmente seguros. No des a luz con la primera persona que te dice que acepta acompañar tu parto. Observa que sientes a su lado, haz preguntas "incómodas" y en su reacción leerás donde terminan los márgenes de su sentimiento de seguridad.

Cuando trabajaba para el sistema de salud Inglés vivía fragmentos de múltiples historias, personas que había visto una o varias veces en el embarazo y que me perdía su parto, acompañamientos a trozos de partos entrando y saliendo en mi horario de trabajo, relatos interesantes de los que había sólo podido leer un párrafo... y el acompañamiento disgregado que cada una de esas mujeres recibía, repitiendo siempre lo mismo a múltiples caras, habiendo nulo espacio ni tiempo para hablar de lo que para cada une es profundamente importante. Éste ha sido uno de los motivos principales por los que decidí volver a Asturias y trabajar de forma independiente, vivir de guardia nunca ha sido un problema para mi, porque lo realmente hermoso e importante es poder saber y asegurar que ese día especial vas a estar ahí. 

 

Para nosotras es un placer conocer bien a las parejas que acompañamos, sentir que muchas se convierten en amigas durante el proceso y que el parto se convierte en una celebración juntes. 

 

C. revisado en Julio 2022, Valle: revisado y ampliado en Agosto 2018, escrito en 2014

* Lenguaje inclusivo

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