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Haciendo equipo

Esta sección habla de la importancia de recordar que hemos creado esta nueva vida juntxs, y que haciendo equipo y teniendo en cuenta las necesidades de todos podemos disfrutar juntxs al máximo de la experiencia de criar a nuestrxs hijxs. Hablar de qué va a hacer quien, priorizar lo realmente importante, simplificar el día a día, apuntar lo que vamos a hacer y reconocer lo que ya hemos hecho son, para mi, los puntos clave para organizarnos. Al final de la sección también comparto nuestra pequeña experiencia, no como modelo, sino como ejemplo de una forma de hacer que a nosotros nos funciona. 

Todo cambio puede resultar inicialmente estresante, pero la práctica y la experiencia todo lo arregla. Juntxs todo es más fácil, juntxs capeamos mejor la tormenta y disfrutamos más plenamente de nuestras hazañas.

Los dos pilares

 

Con cada bebé que nace en nuestra pequeña familia el equilibrio de la organización básica de la casa, el trabajo y el tiempo para nosotrxs, individual y en pareja, se rompe. Se rompe para crear sin prisa un nuevo equilibrio que incluye las necesidades del nuevo miembro, e integra las de todxs los miembros anteriores.

 

Allí donde la tribu aún existe el hombre puede eximirse de la crianza de sus hijxs, y con ello perderse lo duro y lo maravilloso de esa experiencia.

Pero aquí donde la tribu se ha disgregado y la familia se ha vuelto nuclear, el hombre y la mujer forman los dos pilares que sostienen la pequeña familia, si uno flaquea el otro se sobrecarga, si uno está ausente la estructura se desmorona.

Animo a que todxs busquemos nuestra tribu, porque el ser humano no es independiente sino interdependiente, pero para quien la tribu no sea una realidad aquí y ahora, crear nuevos equilibrios en la familia nuclear es una necesidad imperiosa. 

 

Cuando un hombre le cambia a su hijx los pañales y lo coge un par de veces al día en brazos todo el mundo le da palmaditas en la espalda y le recuerda el buen padre que es. Si una mujer hace sólo eso por su hijx llamarán a servicios sociales. Uno se da realmente cuenta de que aún vivimos en una sociedad machista cuando los maravillosos hombres que hemos escogido como padres de nuestrxs hijxs tienen enormes dificultades para compartir plenamente la crianza de los hijxs y el mantenimiento de la unidad familiar. 

 

Es difícil sobrevivir en pareja a los primeros años de lxs hijxs. Esta primera etapa pide de nosotrxs que hagamos una pausa en toda nuestra vida para concentrarnos en ellxs, el tiempo desaparece, corre, se esfuma... y los momentos para desconectar, para estar a solas, para estar en pareja... se vuelven escasos. La comprensión de la posición del otro es la clave que equilibra la balanza. Sentirse incomprendido es sin duda, la principal causa de separación. 

 

En el postparto a tiempo indefinido existen dos grandes tareas, una el cuidado del bebé y otra el cuidado del hogar. Hablo de tareas sin asociar a la palabra una connotación negativa, sino simplemente cosas que se van a hacer, con disgusto o disfrute en función de la actitud de cada unx y del apoyo con el cuente.

 

Cuando el hombre está poco presente la madre que le acompaña será capaz de hacer todo lo demás, pero a costa de su salud y su felicidad, y por consiguiente la de la familia a la que nutre.

 

Aspiro a que cada vez más gente encontremos un equilibrio en nuestro núcleo familiar que permita que todxs sigamos disfrutando, a ratitos, de lo que somos aparte de madres y padres. Repartiéndonos la responsabilidad de la crianza de un modo justo entre la madre y el padre nos demostramos el profundo respeto que tenemos por el tiempo del otro, por sus necesidades, tan válidas como las propias, y eso tiene como resultado una sensación patente de armonía y cariño dentro de la pareja.  

 

Necesidades básicas

 

Cuando se tiene un bebé y no hay buen apoyo hasta lo más sencillo se vuelve a veces complicado. Ducharse e ir al baño sin prisa, comer con ambas manos libres y descansar suficiente... son necesidades básicas para cualquier persona que se convierten en placeres ocasionales para una madre poco apoyada. 

 

Aunque con el tiempo todas acabamos encontrando el truco para cubrir esas necesidades con unx bebé o niñx en brazos, esa adaptación supone hacer muchas de esas cosas estando incómodas. Unx bebé pequeñx duerme siestas irregulares que no garantizan que puedas hacer ninguna de esas cosas con tranquilidad.

Por ejemplo, salir de la ducha pingando y a medio enjabonar porque tienes a un bebé llorando a gritos es de todo menos placentero, o comer una sopa, con un bebé a la teta, a distancia considerable del plato para que no lo agarre y no mancharse requiere mucha práctica.

Pequeños detalles como que la pareja sea consciente de ello permiten que una madre pueda relajarse cuando cuida de ella misma. Cosas tan sencillas como las que enumero a continuación pueden ayudar muchísimo:

  • Cuidar del bebé mientras ella se ducha o va al baño, muchas madres se aguantan las ganas de hacer pis por no encontrar el momento

  • Tener al bebé en brazos en las comidas cuando quiera contacto pero no teta

  • Encargarse siempre o la mitad de las veces de dar de comer a un bebé que empieza con sólidos, así la madre compensará por las múltiples veces que comió incómoda o con prisas

  • Comer por separado mientras uno se encarga del bebé, pedir ayuda a algún familiar o amigo para daros relevo un ratito a última hora, que es cuando se suele estar más agotado, esto nos funcionó de maravilla a mi pareja y a mi, y además reforzó el vínculo de nuestro hijo con sus bisabuelos

  • Acostarse pronto y aspirar a 10 horas de sueño, para que haya los despertares que haya, se duerma siempre unas horas mínimas

  • Irse a la cama justo cuando el bebé acaba de conciliar el sueño para poder dormir las primeras 2/3 horas de un tirón

  • Cuidar del bebé para que la madre pueda echarse una siesta si duerme menos de 7 horas por la noche, el sueño con múltiples despertares y posiciones fijas de lactancia no es tan reparador como 7 horas sin interrupciones

  • Mantener la casa en orden para que los ratos en que el bebé duerme la madre pueda relajarse junto a él, dormir, ver una película, leer, escribir, dibujar, tejer... y no sentir que tiene que aprovechar esa oportunidad para hacer las mil cosas pendientes en casa

¿Quién va a hacer qué?

 

Saber de qué se va a encargar cada uno ayuda a repartir las tareas de un modo equilibrado y que permita que todos tengan un rato diario para uno mismo. Todo es más fácil de abordar cuando no desborda.

Una pareja que atendimos creó éste cuestionario para facilitar la comunicación sobre la gestión del tiempo en el postparto. Para quien se anime a hacerlo nos encantaría que nos escribiérais comentando si os ayudó o como mejorarlo.

Es tan sencillo como hablar de quién se va a encargar de la comida, o de la cena, de la lavadora, o de tender la ropa, de recoger, o de barrer, y aceptar que la otra persona lo hace a su modo.

Todos tenemos nuestras pequeñas manías, las cosas que nos gustan hechas de un modo muy específico, pero cuando se hacen en equipo hay que entender que la prioridad es que esté hecho, mejor aún que se disfrute haciéndolo, no que se haga de un modo determinado. Muchas mujeres, y algunos hombres, caen en el error de criticar a su pareja por hacerlo de un modo "descuidado". Criticar nunca es la solución, menos aún con la inalcanzable esperanza de que el otro cambie. Si no nos gusta como el otro hace las cosas podríamos decirle por ejemplo "entiendo que para ti es suficiente con dar una barrida rápida, el problema es que para mi es incómodo que se me queden pegadas cosas en los pies o los calcetines ¿podemos hacer algo para que los dos nos sintamos más cómodos?" Y tendremos que aceptar que la solución tal vez sea barrer más a fondo o ponernos zapatillas. Todxs aceptamos un grado de compromiso, o lo hacemos nosotrxs mismxs, pero cuidado con no desequilibrar demasiado la balanza.

Si nuestra pareja es de esas que raramente pisan la cocina a parte de para comer, que asista a un curso de cocina o practique durante el embarazo es el mejor regalo que una mujer recién parida puede recibir. Y es que alimenta esa sensación maravillosa de sentirnos nutridas. 

Priorizando

 

La vida cambia con el nacimiento de unx hijx, en innumerables aspectos, y saberlo de antemano nos puede ayudar no sólo a aceptar mejor esos cambios sino a analizar qué es lo realmente importante para nosotros, entender qué es prioritario, y hacia donde se distribuirá nuestra energía tras el parto.

Priorizar significa darnos cuenta de que algunas de las tareas y actividades que hacemos tal vez sean superfluas. Tener unx hijx es la oportunidad ideal para dejar de invertir tiempo en esas cosas, que no nos llenan, pero que seguimos haciendo. Es la oportunidad ideal para plantearnos si queremos seguir participando en una determinada actividad, si queremos seguir planchando la ropa, si queremos seguir trabajando tantas horas... ¡si queremos seguir jugando a videojuegos! Porque todo es posible e importante pero "sólo" hay 24 horas al día.

Hablando de la organización con una pareja durante el embarazo se nos ocurrió hacer un esquema que representara hacia donde se dispersaría nuestra energía tras el parto, y de donde vendría la energía para recargarnos las pilas. La flecha que va hacia el bebé es una flecha que con el tiempo se hace cada vez más recíproca, pero que inicialmente requiere la mayor parte de nuestro tiempo y energía.

A su vez el cuidado del bebé puede opcionalmente desglosarse en las múltiples pequeñas cosas que eso implica. Lo que salió fue algo muy parecido al esquema de la ilustración, cada familia puede hacerse el suyo propio, representando sus detalles únicos.

Este pequeño ejercicio nos sirvió para darnos cuenta de lo que hacemos en el día a día y animarnos a pensar cómo distribuirlo para que el peso, repartido entre los dos miembros de la pareja, se haga liviano.

De la teoría a la práctica

 

Cada familia vivirá la experiencia a su modo, encontrará su manera de hacer las cosas, sus palabras clave para comunicar sus necesidades sin ofender ni sentirse ofendido, su equilibrio y sus expectativas. Las ideas que comparto a continuación, son sólo eso, ideas que nos han funcionado o ayudado a crear un equilibrio más justo y placentero para todxs. 

 
Entendiendo y simplificando la rutina

 

Animo a que los dos o tres primeros meses tras el parto sea la pareja quien se encargue de casi todo lo cotidiano (comidas, limpieza, compra y lavadoras) ya que la lactancia en esa etapa absorbe todo nuestro tiempo y apenas deja espacio para hacer algo más. 

 

Como esos primeros meses suponen muchos cambios y a veces ¡no siempre! los padres se sienten desbordados haciendo en casa lo que nuestra cultura nos ha dicho que son tareas femeninas, esta bien pedir ayuda por lo menos para esa etapa inicial. Con ayuda o sin ayuda está bien tener un plan. Un plan para esos primeros meses, y otro para después.

 

Los planes son una cosa orgánica, que se amolda y ajusta a las circunstancias, pero pueden ser muy útiles para ayudarnos a entender qué hacemos sin pensar cada día, crear organizaciones equilibradas, despreocuparnos de lo que va a hacer el otro y organizarnos mejor unx mismx.

 

¿Qué tareas hacemos a diario o muy regularmente? ¿hay alguna que podemos dejar de hacer? ¿quién se va a encargar de cada una de ellas? ¿durante cuánto tiempo? ¿cuándo y cómo se van a rotar o compartir esas tareas? ¿cuántas veces a la semana se va a hacer una limpieza básica de la casa?  ¿hay algo que hago yo o mi pareja siempre? ¿estamos cómodos así? ¿hay algo que haga o pueda hacer el otro para compensar eso que hacemos siempre? Personalmente no busco la equidad en todas las tareas, cuando algo se nos da mejor o nos gusta más hacerlo está bien mantenerlo así y crear el equilibrio de otro modo. Eso sí, cuando las tareas nunca se invierten se corre el peligro de infravalorar lo que no hacemos.

 

Como todo, pequeños buenos hábitos evitan una inversión de tiempo mayor en otro momento: quitarse los zapatos para entrar en casa reduce las veces que hay que limpiar el suelo, dejar las toallas secando tras la ducha o tener ropa que usamos en casa hasta que esté bastante sucia reduce el número de lavadoras, dejar las cosas directamente en su sitio evita perder tiempo recolocándolas...etc. También tener lavadora, lavavajillas y dejar de planchar o limitar que cosas planchamos nos puede ahorrar mucho tiempo.

 

Como cocinar es una de las tareas que más tiempo consume, hacer juntos un plan semanal de comidas puede evitarnos el rompecabezas de ¿qué cocino hoy? además de crear una oportunidad para hablar de quién cocinará qué día, de lo que a cada uno le gustaría comer e introducir recetas nuevas y saludables. En Danza de Fogones, Mis recetas Anticáncer, Vegaffinity  o Raw food recipes encontrareis multitud de sabrosas recetas.

Las listas de cosas

 

Hacer una lista para mi significa poner en papel algo a lo que constantemente le doy vueltas en mi cabeza, para que una vez escrito, pueda relajar la mente sabiendo que puedo hacerlo, o no hacerlo, pero ya no necesito esforzarme para no olvidarlo.

 

Del mismo modo que la lista de la compra nos ayuda a ir al grano y volver a casa con todo lo que necesitábamos, una lista con las tareas pendientes nos ayuda a verlo todo en conjunto y distinguir lo superfluo de lo prioritario, lo que podemos solucionar en un hueco de media hora o lo que requiere la ayuda de otras personas o profesionales.

 

Puede ser de gran ayuda agrupar las tareas por temática, así cuando a uno le apetece hacer algo de un tema concreto mira directamente las cosas dentro de ese apartado. Nosotros por ejemplo las tenemos divididas en: arreglos en casa, limpieza a fondo de zonas determinadas, huerto, jardín, compras y papeleos. Podemos decidir cuantas horas a la semana o al mes vamos a dedicar a unas y otras, y siempre habrá temporadas en las que hagamos mucho y temporadas en la que avancemos poco ¡no importa, la vida es flexible! Pero se avanza mucho más un paso todos los días o todas las semanas, que corriendo cada varios meses. Aparte del estrés que supone.

 

Además de la organización de tareas más prácticas también tenemos que crear espacios para tener tiempo en pareja y para nosotrxs mismxs.

El calendario de planes

 

Tanto las listas como el calendario es mejor hacerlo en pareja, ya que eso permite que ambos miembros seamos conscientes de lo que queremos hacer, y sintamos que la decisión de hacer las cosas de un modo u otro ha sido conjunta y no algo que uno decide y contra lo que el otro se revela.

 

Durante mucho tiempo nosotros usábamos sólo la lista de cosas y nos dimos cuenta de que tachar una cosa de la lista nos generaba un alivio porque había una cosa menos que hacer, pero no favorecía que disfrutáramos o valoráramos el haberla hecho. En cuanto empezamos a usar el calendario nos dimos cuenta de que ya hacíamos montones de cosas y conseguimos dejar de centrar nuestra atención en todo lo que nos quedaba por hacer.

 

El calendario simplemente tiene que tener huecos amplios cada día para tener margen para escribir. Yo hice un modelo para imprimir con una simple tabla de 7x5 para un mes, ocupando el máximo espacio del folio posible y le voy añadiendo a mano el mes y los días. Una agenda también puede ser útil, se tiene más espacio para escribir, pero se pierde un poco la visión de conjunto.

 

Os animo a hacer un calendario inicial en el que pongáis lo que hacéis repetidamente todas las semanas: trabajo, clases y otros compromisos regulares. Tras ello incluir vuestros horarios habituales, o deseados, de comidas y hora de irse a la cama. El resultado será un calendario en el que veis los espacios que quedan para hacer cosas pendientes, cosas para nosotrxs, y cosas en pareja. Pensad cual es el mejor momento del día o de la semana para cada una de esas cosas y anotad el tiempo que habrá para ello.

 

Desde mi punto de vista sacar tiempo para nosotrxs mismxs es lo prioritario, pero está claro que resolver pequeñas cosas nos ayuda a sentirnos menos agobiadxs. El objetivo nunca será resolver todo de golpe, sino plantearse objetivos alcanzables en una rutina que fluya con facilidad y respeto de las necesidades de todxs.

 

Por último recordar que una agenda apretada sólo conduce al estrés, por lo que la flexibilidad y los huecos para "no hacer nada" son imprescindibles. Una amiga que también es madre tiene un día a la semana en el que el plan es justamente "no hacer nada", sino relajarse y disfrutarlo con sencillez al máximo posible.

 

Cuando tenemos mucho tiempo a disposición no es importante organizarse. Si sentimos abundancia, la mejor idea es seguir fluyendo, pero si por el contrario sentimos agobio, organizarnos puede ser una manera de simplificar el camino.

 

Sueña como quieres que sea tu día a día, acepta lo que sea clarísimo que no puede ser cambiado, pero cuestiona si con organización y comunicación dentro de la pareja la realidad puede ser más placentera y fácil para todxs.

 

Nuestra forma de organizarnos

 

Saber como se organizan otros nos da ideas de como abordar lo nuestro, así que lejos de creer que nuestros planes puedan ser aplicables a otras parejas, muestro este pedacito de nuestro día a día por compartir algo que a nosotrxs nos funciona, nos hace la vida más fácil, mejora nuestra comunicación y nos hace sentir más satisfechxs.

 

Para nosotrxs la repartición de tareas básicas no es un problema habitual: yo limpio mucho más que Seba, él cocina mucho más que yo; yo amamanto, él está más pendiente de Martín y Mateo durante las comidas; yo me encargo de dormir a Mateo y él a Martín, desde que Martín tenía poco más de un año se duerme tan feliz con papá como con mamá; yo pongo más la lavadora, la tiendo y la recojo, Seba, Mateo y Martín hacen la compra sin mi, y Seba se encarga del fuego en invierno y regar en verano... Es decir, para nosotros la dificultad era hacer cosas juntxs a la vez que cuidábamos de nuestros hijos y tener tiempo para cada uno y eso es lo que plasmamos en nuestrxs planes.

 

Éste era el calendario que utilizábamos en el embarazo de Mateo, ya que nuestra prioridad era dejar tantas tareas resueltas como pudiéramos antes de que naciera ¡normalmente no somos tan ambiciosos! En este calendario anotábamos lo que planeábamos hacer, o lo que habíamos hecho cuando lo espontáneo fluía. Normalmente seguíamos los planes de una temática concreta para cada día, pero flexibilizábamos en función de que hiciera o no un hermoso día para estar al aire libre. Cancelábamos todo lo de la mañana si teníamos visita o trabajo, pero intentábamos mantener el tiempo para nosotrxs mismxs bien fuera a la hora prevista o cogiéndonos ese rato, o uno un poco menor, por la mañana. El tiempo en pareja lo disfrutábamos haciendo cosas juntxs por la mañana, cuando Martín se dormía o cuando los bisabuelos cuidaban de él un rato a última hora de la tarde.

 

También nos hemos organizado diferente en distintas etapas en función del clima y de las circunstancias. En otoño e invierno invertimos más tiempo en casa, nos tomamos la vida con más tranquilidad, aprovechamos para crear más orden y limpieza dentro de casa, encendemos el fuego y leemos más cuentos. Buscamos juegos dentro de casa, nos juntamos con amigos al calor del hogar. Mientras que en primavera y verano el cuerpo nos pide aire fresco y pasamos más tiempo en el huerto y el jardín, en los parques, en las playas y en los montes.

 

En los primeros meses postparto nuestra prioridad era descansar, llevar el día a día con facilidad, por lo que funcionamos con la ley del mínimo esfuerzo e intentamos respetar el tiempo para nosotros individualmente. Seba se encargaba de Martín durante casi todo el día y yo de Mateo. Cuando Martín se dormía Seba tenía 2/3 horas de tiempo para él. Y yo tenía tiempo para mi cada vez que Mateo dormía, los primeros 2 meses suelen ser bastantes horas. Recuerdo esos meses con largas horas tumbada en la cama. A menudo daba la teta con un libro en la mano, escuchando un podcast o un audiolibro de cosas que me emocionaban ¡aprendí y disfruté muchísimo sin moverme de la cama!

 

Cuando Mateo empezó a dormir menos, y a estar más cómodo con otras personas aparte de mi, empecé a sentir que necesitaba un rato al día en el que desconectar completamente, sin la atención adicional de dejarlo todo si se despierta. Entonces Seba empezó a ir a hacer la compra y dar paseos con los dos durante un par de horas cada mañana.

 

Ahora hemos ampliado esas 2 horas para mi por la mañana a casi 3. Mateo, de 18 meses, duerme una siesta corta y Martín, que dentro de poco cumplirá 3 años, ya no la duerme. Seba sigue entrenando después de comer, y nos sentimos satisfechos si dedicamos entre 2 y 6 horas a nuestra lista de tareas a la semana. Mantener el espacio que habitamos cómodo y alimentarnos de una forma cada vez mas sana ¡y rica! son ahora mayores prioridades para nosotrxs.

 

Algunas de las parejas que he conocido que tenían muchas cosas que hacer (huerto para vender, obra en casa...) o bien las hacían con el bebé/niñx a su lado, o bien uno de los padres lx cuidaba mientras el otro avanzaba y viceversa. 

 

Existen tantas maneras de organizarse como familia, tantos equipos como los cambios en sus miembros, así que busca tu forma propia de hacer las cosas, pregúntate si te gusta tu vida tal y como es, porque muchas veces el freno para que sea diferente, somos nosotrxs mismxs.

 

 

Valle, Noviembre 2017, texto ampliado de la sección Gestionando nuestro tiempo de Mayo 2016

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