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Descansar en el parto

Hasta que le* bebé nace nadie sabe cuánto va a durar un parto

Todes sabemos que cuando estamos cansades no damos el 100% de nosotres mismes, pero no todes cuidamos con mimo nuestros niveles de energía para tener las pilas llenas cuando realmente hace falta. 

Le hago un flaco favor a las parejas que acompaño si estoy cuando no me necesitan pero me cuesta pensar si realmente se necesita mi ayuda.

La mayor parte de les matrones que acompañamos en casa no trabajamos a turnos, muches no tenemos relevo si el parto se alarga, por lo que la continuidad de cuidados y el buen trabajo de le matrone dependen de una buena gestión del tiempo de descanso propio.

Hay que cuidarse para poder cuidar, y el descanso es una parte fundamental. Cuando una mujer está de parto a une se le olvidan las necesidades propias, acompañarla se vuelve una prioridad tan grande que descuidamos nuestro cuidado con facilidad. Pero estar con ella al 100% al inicio del parto es, en el mejor de los casos, innecesario y en el peor, peligroso. Estar agotados en el momento del nacimiento significa no ser capaz de responder igual ante situaciones complejas, no ser capaz de dar la información apropiada para que la familia tome las decisiones, no ser capaz de actuar con la misma fluidez ante una situación de emergencia. 

Y todo esto es ta aplicable a todes les que acompañamos en el parto, lo hagamos como profesionales, amigues, familiares... todes tenemos que cuidarnos para poder cuidar. Cuando una pareja nos llama con los primeros signos de parto, lo primero que les decimos es  “Comer, y descansar, dormir si todavía podéis, porque no sabemos cuánto va a durar”. 

Escogiendo el momento para ir al parto

Asumir que falta poco nos mantiene en un estado de alerta que nos agota la energía a mayor velocidad, que nos hace impacientes, que nos empuja a intervenir innecesariamente. Así que es mejor asumir que falta mucho, descansar ahora, relajarse, disfrutar del parto sin prisas... y así, si dura mucho tendremos energía para ser un apoyo y no un obstáculo, y si dura poco nos despertaremos pronto con la agradable sorpresa de que el bebé no tardará en nacer. Cuando todes estamos descansades es más fácil no tener prisa.

Siempre es difícil para la pareja, lo fue para mi cuando era yo quien paría, saber cuando es el mejor momento para llamar a quien nos acompaña. Nadie quiere llamar demasiado pronto, especialmente de noche para favorecer que quien acompaña descanse lo máximo posible, ni demasiado tarde y que en un parto planeado con acompañamiento sea autogestionado o a solas por sorpresa.

 

Siempre animo a que nos avisen con cualquier cambio durante el día y, en función del número de partos anteriores y la distancia de nuestra casa a la suya, quedamos en que nos llamen en un punto u otro del parto de noche.

El primer paso para acompañar un parto con buena energía es no llegar ya cansadas. Cuando una pareja nos llama suele hacerlo con margen, y en la mayoría de los casos la mejor idea es seguir descansando cada une en su casa unas horas, e ir para allá cuando la dinámica se vuelva regular.

 

Si no es el primer parto y viven lejos de nosotras es posible que vayamos preparándonos para salir tras la primera llamada, o quedemos en hablar de nuevo en una hora. Pero si es el primer bebé y viven cerca esperaremos a que sea evidente que está en fase activa antes de ir para su casa. Las fases iniciales del parto son muy delicadas, es fácil que una se sienta observada y la dinámica frene o se pare. Cuando la pareja vive lejos a veces nos hemos puesto en marcha por si acaso y hemos esperado desayunando cerca de su casa. O hemos entrado pero no interrumpido hasta horas más tarde para que esa fase inicial tan frágil no se rasgara con nuestra presencia, escuchando desde la otra punta de la casa la voz de la mujer que pare, dando espacio es esa hermosa intimidad tan necesaria en el parto. 

Guiándose por el sonido

Cuando la pareja nos llama escuchamos para saber en que punto está el parto. Escuchamos a la mujer, a como se siente y como gestiona la intensidad del parto, a lo que dice y lo que no dice, escuchamos sus gemidos y su respiración, la frecuencia de sus contracciones... y con todo eso nos hacemos una idea de en que fase del parto puede estar en ese instante. 

 

Nosotras nos guiamos por la actitud de la madre para entender en que fase del parto está pero, al igual que los tactos, no es una ciencia exacta. Cada mujer es única y expresará sus sensaciones a su manera, así que aunque en la mayoría de los casos sabremos exactamente en que punto está, algunas nos sorprenderán.

Cuando se hacen tactos y la evolución del parto se reduce a números es más fácil crear las líneas que dividen las fases del parto. Cuando te guías por la actitud de la madre esperas a que sea evidente antes de aventurarte a decir que está en fase activa o en expulsivo. Normalmente consideramos fase activa cuando no consigue responder a preguntas sencillas entre contracciones. Si esa fase no resulta evidente es probable que en un rato o unas horas nos diga que la situación le supera, que no puede... Estando atenta y disponible el primer aviso puede pasar desapercibido, pero un poco más tarde se hará evidente. Por lo general no considero que la mujer está en expulsivo hasta que no empuja instintivamente con la mayoría de las contracciones, ya que cuando las ganas de empujar empiezan los pujos suelen ser suaves y distantes entre sí. 

Cuando hay buena comunicación entre la pareja y nosotras es raro que no lleguemos a tiempo al parto. Para no perdérnoslo la comunicación tiene que empezar con margen y mantenerse con frecuencia hasta que lleguemos allí. Es tarea de la pareja mantenernos informadas, ya que quien pare está ya concentrada en eso, así que avisarnos de cualquier cambio aunque estemos ya en camino, para poder pisar un poco más el acelerador si la situación lo requiere. 

Aprovechando cada oportunidad

Si el parto no es inminente, es un buen momento para nutrirse y descansar.

Cuando llegamos a la casa, y tras la valoración inicial, si el parto no es inminente animamos a todes les presentes a intentar dormir, si no lo consiguen tumbarse y descansar, e intentamos hacer nosotras lo mismo. Siempre hablo de esto porque a algunos puede parecerle extraño que lleguemos a su casa y al poco nos pongamos a dormir, pero para mi es un signo de profesionalidad, de que sabemos guardar nuestra energía para ayudar cuando realmente nos podéis necesitar. Y si nos necesitáis en ese instante, por el motivo que sea, no tenéis más que pedirlo, que nuestra prioridad es acompañaros, pero si la situación está en calma, sabemos lo importante que es que todes descansemos. 

Cuando el parto está avanzado y es "largo", todes debemos turnarnos para descansar. Darnos relevo unes a otres nos permite seguir siendo un apoyo para quien da a luz y estar más o menos fresces para cuando le bebé nazca. 

 

Dando espacio a la intimidad

En esta sociedad, donde el miedo al parto hace que muches gestantes den a luz con un monitor continuamente pegado a su cuerpo, es políticamente incorrecto decir que no estás siempre junto a la pareja durante el parto. Pero todas las matronas sabemos que nuestra presencia afecta a la dinámica del parto. 

Hay veces en que el parto se frena o se alarga enormemente y en esos casos a menudo hace falta dejarle espacio a la pareja para no sentirse observades, centrarse, relajarse, mimarse en intimidad... El parto es un acto sexual y la matrona más dulce sigue siendo una intrusa que puede frenar su evolución. No es raro que un parto que iba muy despacio recobre el ritmo tras un rato en que la pareja está a solas. Yo no estaré lejos, seguramente en la habitación de al lado, charlando, comiendo, descansando, pero con el oído pendiente de cada gemido que oigo, lista para volver a su lado cuando elles quieran. 

 

Durante ese rato en intimidad es la pareja quien se encarga de escuchar el latido del bebé. Por lo que a todas las personas que acompañamos les explicamos que los valores normales de la FCF (frecuencia cardíaca fetal) son entre 110 y 160 latidos por minuto. Les dejamos un fetoscopio y un doppler al alcance de la mano y les pido que escuchen tan a menudo como elles sientan. Les explicamos que si usan el doppler más fiable que el número que aparece en pantalla es el sonido que escuchan y les explico cómo reconocer bajadas en el latido del bebé. Me fio de sus conocimientos y su instinto. Elles saben que la responsabilidad está en sus manos, y también que estamos ahí al lado y pueden avisarnos si tienen alguna duda, hay cambios en el proceso del parto o simplemente nos quieren a su lado. 

La energía tras el parto

 

Cómo vivamos las primeras horas con nuestres bebés depende mucho de lo agotades o descansades que estemos en el momento del parto. Las primeras dos horas les bebés suelen estar bien despiertes y es un placer disfrutar de elles. Es si, no lo vive igual quien da a luz, que quien le acompaña. El parir a nuestre bebé nos inunda con un cóctel de hormonas tan fuerte que nos sentimos llenes de energía, capaces de cualquier cosa... 

 

Sin embargo quienes acompañamos, y esto incluye a toda persona presente, aunque nos vemos inundades de alegría, oxitocina y endorfinas, no recibimos un chute de la misma magnitud, y toda la tensión, ansia, anhelo que hemos podido acumular con el pasar de las horas se descarga, haciendo que de repente nos sintamos tremendamente agotades. La adrenalina que nos mantenía con ilusión despiertes se va diluyendo y empieza a pesar de golpe el cansancio acumulado, el estrés de los últimos preparativos, las horas despiertos de madrugada, las posiciones extrañas, los largos masajes... Es frecuente ver fotos de mamás radiantes con su bebé en brazos y de sus parejas durmiendo rendidos en cualquier rincón.

Insisto, cuidémonos para poder cuidar.

Valle, revisado y ampliado en Agosto 2018

escrito en Septiembre 2016

* Lenguaje inclusivo

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