
Ácido fólico en el embarazo
Esta sección es en parte una traducción y resumen de los artículos escritos por Sara Wickam sobre el ácido fólico en el embarazo. Y en parte mis propias palabras e ideas sobre lo que leí en sus artículos. Animo a toda persona que le parezca interesante el tema a leer sus artículos, a profundizar más, como ella lo hace.
La suplementación con ácido fólico es una forma de profilaxis, una medida preventiva para reducir un riesgo potencial de bebés con defectos en el tubo neural. Pero no sabemos a día de hoy cuántos de esos bebés habrían desarrollado estos problemas si la suplementación no estuviera extendida. La presencia de estas desviaciones de la normalidad varía mucho de un lugar a otro del planeta, y es que la alimentación juega un papel importante.
En el momento crítico en el que la suplementación es más efectiva, en torno a las 4 semanas, muchas mujeres aún no son conscientes de estar embarazadas y por lo tanto, en muchos casos, no lo están tomando.
¿Cuánto ácido fólico tomar y con qué frecuencia?
Aunque parece haber un consenso de qué las embarazadas tomen una suplementación de 400 microgramos al día, no está 100% claro si ésta es la dosis mínima eficaz. Cuando el consenso llegó, los estudios cesaron en este aspecto aunque había científicos que aún manifestaban sus dudas.
Por otro lado parece que sí está claro, que dosis muy altas de ácido fólico pueden tener efectos secundarios importantes para la persona que gesta y/o le* bebé. Y el problema principal viene del hecho de qué es difícil estimar el ácido fólico, en alimentos fortificados, y el folato, presente en los alimentos naturales, que ingerimos en total.
Lo que está claro es que dosis mucho mayores a los 400 microgramos/dia en la mayoría de los casos pueden aportar más mal que bien y que pasadas las 12 semanas ese efecto protector para defectos del tubo neural ya no es aplicable.
¿Cuáles son los efectos secundarios?
La parte 2 del artículo de Sara Wickam arriba mencionado profundiza un poco más en este aspecto. Allí podrás encontrar todas las referencias que cito a continuación.
Convulsiones
Un exceso de folato, de igual modo que una deficiencia, puede dañar el sistema nervioso del bebé en desarrollo (Reynolds 1991:505). Y Michel Odent añade que el ácido fólico es una neurotoxina, que puede acrecentar convulsiones en animales de laboratorio (Odent 1991).
La investigación en este aspecto sugiere que sólo si se toma en grandes cantidades (5000/30.000 microgramos) éste afectaría a las convulsiones de personas epilépticas (Hathcock 1997:432). Eros et al (1998) en su investigación concluyó que no había riesgo si las dosis eran menores de 1000 microgramos. Pero la preocupación sigue en países, como Estados Unidos, donde se fortifican alimentos básicos como la harina (Murphy et al 2000).
Alergias y problemas respiratorios
Algunos estudios no encontraron efectos secundarios aparte de sibilancias tempranas (Bekkers et al 2011). Sin embargo Sara Wickam cita que, las madres con niveles altos de folato en sangre tienen más riesgo de tener une bebé que desarrolle dermatitis atópica en los 2 primeros años de vida.
Embarazos múltiples
Parece ser que la suplementación también aumenta las posibilidades de tener un embarazo múltiple (Werler et al 1997, Martin & Park 1999, Vollset 2005).
Carcinogenesis
Hay dudas sobre el efecto del ácido fólico en el desarrollo de cánceres (Eichholzer et al 2006). Cole et al (2007) encontró un incremento, no estadísticamente significativo, de neoplasias colorectales tras la suplementación con ácido fólico, lo que hace necesario más investigación en el tema. Estos otros estudios añaden más información al tema: Fife 2009, Jaszewski 2008, Wu 2009, De-Regil et al 2010:4.
Efecto sobre los genes
No se descarta la posibilidad de que la suplementación con ácido fólico y vitamina B12 pueda afectar genes en humanos y en ratas de laboratorio (Ainsworth 2006) (Wickham 2008:39-40).
Resistencia a la insulina
Valores normales/altos de folato en conjunción con niveles bajos de B12 están asociados con mayor adiposidad y resistencia a la insulina en un estudio realizado en la India (Yajnik 2008) lo que podía tener efectos en la salud a largo plazo de eses bebés.
Náusea, vómitos, estreñimiento o diarrea
Sólo un estudios encontró estos efectos secundarios (Czeizel et al 1994) y el número de casos tanto en el grupo que tomó ácido fólico como en el que no, eran bajos (De-Regil et al 2010:14).
Conclusiones sobre efectos secundarios
Aunque hay mucho debate al respecto estos efectos secundarios no están aún bien demostrados, sólo son pinceladas que apuntan a que hay que investigar más y tomarse las recomendaciones con un poco de cautela.
También, como con cualquier otra cosa, hay que tener en cuenta que es difícil investigar todos los efectos secundarios, más aún cuando no se conocen, o cuando son efectos a medio o largo plazo.
Entonces... ¿Qué hacer?
Este tema como el de las vacunas no tiene una solución fácil ni clara, porque hay más dudas e investigación pendiente que certezas. A veces que haya consenso desde las autoridades de salud pública no significa que esa intervención sea mejor para todo el mundo, sino que creen que a nivel grupal tiene más beneficios que riesgos.
El tema es que muchas de las mujeres con las que yo estoy en contacto están dispuestas a asumir la responsabilidad de su salud, a mejorar aún más su alimentación y a buscar formas no farmacológicas de resolver sus posibles carencias.
Yo en mi primer embarazo no me cuestioné el tomar ácido fólico, pero no mucho más tarde me llegaron mujeres que sí tenían dudas sobre él o que decidían aumentar el folato en su dieta.
Por eso la decisión sobre este tema no es simple ni dual. Habrá mujeres que se sientan mejor tomando suplementación de ácido fólico, porque les profesionales de la salud/enfermedad se lo han dicho y no lo harán sin motivo, o porque con lo que han investigado sienten que mejor prevenir los defectos del tubo neural aunque haya riesgo de algún efecto secundario que aún no está 100% claro... Y habrá quien sienta que su riesgo es bajo, que no quiere tomar suplementos hasta que la evidencia de su seguridad esté más clara. Que siente que puede comer con más consciencia para aportar todo lo que necesitan ella y su bebé.
Como con todo, no hay opciones buenas ni malas, sólo opciones. La clave siempre está en que decidamos por nosotres mismes.
Valle, Septiembre 2019